¡Vaya Anonymous! Tienes el mismo nombre que el título de una película muy interesante que ví el otro día sobre Shakespeare...

Respecto a lo que planteas, es un tema algo complicado pues... ¿Qué es amar? ¿Qué es el amor? Amor es todo, y a la vez casi nada pues es tan inmenso que podríamos decir que todas esas veces que escuchamos la palabra amor sólo se refieren a una migaja de su sombra...

Pero respecto a lo que comentas en tu post, puedo decirte que durante mi infancia y hasta hará unos diez años, cuando me sentía mal solía preferir el arrimarme a un animal y acurrucarme junto a él en silencio más que el buscar, hablar o desahogarme con algún amig@ o compañero. Volvía a mi centro, recuperaba la armonía y el equilibrio interior mucho antes acompañada de animales que de humanos. Con el tiempo observé que los animales no se implicaban en mis emociones. Tampoco me las reprimían ni me las corregían. Sólo me daban compañía, el amor en su medida. Y me permitían amarles me sintiese como me sintiese, independientemente del estado emocional que tuviese. Me permitían Ser...

En cambio, mis amig@s solían actuar de otra manera. Lo usual era que se implicasen emocionalmente: Se les encogía el corazón de dolor o angustia ante mi sufrimiento, me decían que no llorase, me explicaban lo que me convenía hacer, o me decían que no era para tanto. O que mandase todo a la porra y tomase partido de una vez por todas, etc., etc., etc. Es decir, actuaban.

Tomé consciencia de que yo lo único que quería era desahogarme y con ellos eso acarreaba más cosas que no me gustaban o me quitaban energía.
También mi ego jugaba su papel aquí. Al desahogarme, me corregían a veces. O simplemente les daba la posibilidad de ver o de saber qué cosas eran las que me hacían daño. O de conocer aspectos de mí que no me gustaban o no admitía.

Por todo ello prefería a los animales y no a las personas.
Pero el que tuviese estos sentimientos no significa que unos u otros no sepamos amar. Tan sólo que, a diferencia de los animales, metemos la mente de por medio.

El potencial del ser humano es grandioso. Y como tal, es un poder, una fuerza tan inmensa que muchas veces no sabemos controlarla. Y de este modo, esa fuerza que puede transmitir un amor inimaginable, se convierte en una auténtica "bomba" que genera sufrimiento.

Soy de las que opinan que los humanos buscan dinero y poder porque creen que con ello obtendrán más amor que sin ello. Y los daños que hacen en esa búsqueda a otros seres se quedan como "daños colaterales". El problema surge cuando llega el día (y siempre llega) en que se descubre que buscando el amor hemos rechazado éste, por muy paradójico que parezca. Y que el recibir un amor infinito no nos lo da el dinero y el poder sino el dar nosotros mismos a los demás todo nuestro amor.
"Si quieres obtener algo, dalo" Podría ser una de las "normas" del amor...

Dar nuestro amor a un animal es más sencillo que darlo a un humano ¿Por qué? Porque difícilmente te sentirás alguna vez traicionado, defraudado o desilusionado con un animal e infinitas veces sentirás eso de los humanos.

Sólo la consciencia espiritual nos hace ver y entender que todo dolor, desilusión, etc. proviene de un malentendido. Sabio es aquel que antes de dejarse llevar por el dolor permite indagar, descubrir y aclarar el malentendido en un diálogo armonioso. Y más sabio aún aquel que siempre tiene un pensamiento positivo ante cualquier situación ¿No crees?
Nosotros podemos amar mucho más que un animal pero a veces nos frena el miedo a sufrir, no sabiendo vivir el presente pues, si sufrimos, es porque recordamos una situación (emoción) pasada o tememos una futura.

¿Qué opinas / opináis sobre esto que te / os digo?

Dices que los animales son más puros que nosotros, los humanos. Yo te / os pregunto: ¿Qué es lo que nos "ensucia", lo que hace que pienses que no somos puros o que lo seamos menos?

El link que has puesto es bellísimo ¡Me encanta! Gracias...