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EDUCACIÓN MONOPARENTAL, INTEGRACIÓN EN LA SOCIEDAD Y META DE TENER UN HIJO

Hoy he decidido dedicar este post a exponer cómo solventé la minusvalía de la educación monoparental así como a invitaros a reflexionar sobre cuál es la meta de tener hijos.

Para ello, voy a copiar parte de la ponencia que di en el 3º Congreso Crudo en Ojén, Málaga (España) el 11 de Septiembre 2011.

Pregunta: ¿Cómo llevan los niños la falta de la figura del padre o el apego a ti? Háblanos también de sus posibilidades cara a su futura integración en la sociedad.

Respuesta mía: Apego a mí tampoco tienen mucho. Se pueden ir tres meses y no nos llamamos por teléfono ni una sola vez pero sí sentimos una conexión muy fuerte y sé perfectamente en qué estado emocional están en cada momento. Del mismo modo, ellos también lo saben respecto a mí. Si veo que hay algo de desarmonía, a lo mejor les mando un email que suelen contestarme rápido.

A mí lo que me gusta es que cuando estén en algún sitio o estén haciendo algo, sea donde sea, estén implicados en eso que están haciendo y no estén pensando en otra cosa u otro sitio (en nuestra casa, en mí, etc.) Quiero que centren su atención por completo en aquello que hacen y lo intenten llevar a cabo con la mayor sinceridad hacia sí mismos y con la mayor entrega posible, sirviéndoles además para un desarrollo interno. Que hagan las cosas porque ellos quieren hacerlas, porque tienen una finalidad y una meta, esforzándose por conseguir dicha meta.

En la escuela presencial lo que veo y vemos por sus amigos es que la atención está más en los chicos y en las chicas, no en el conocimiento. A la vez, adquieren ciertos hábitos de conducta, de palabra, de caminar e incluso mentales que ellos mismos consideran no les van a ofrecer la meta que ellos quieren respecto a su futura vida de adultos.

Digamos que la sociedad actual podría dividirla en tres grupos: los que esclavizan (hablo en tono cómico), los esclavos y los que intentan sobrevivir huyendo del sistema. Yo prefiero que mis hijos estén preparados para dominar cualquiera de ambos grupos, teniendo capacidad para estar en cualquiera de ellos. Mis hijos tienen claro que esclavos no quieren ser. Pero para ello se tienen que formar no solo académicamente. Primero han de ser managers de sí mismos. Si tú eres manager de ti mismo, eres manager del mundo entero.

En cuanto a hablar sobre lo de la figura del padre, es un tema delicado. Cuando ellos eran muy pequeños, 3 ó 4 años, hubo una separación del padre y mía. Desde entonces, mis hijos y yo fuimos lo que se denomina una familia monoparental.

 

Los he educado en casa sin el padre y sin tener pareja durante muchos años y he de reconocer que, el ser familia monoparental sí ofrece posibilidades a un mayor desequilibrio.

 

Aunque mis hijos veían al padre los fines de semana según épocas, han crecido con una minusvalía respecto a una familia que se desarrolla en armonía junto al padre y a la madre. Es una minusvalía de tipo psicológico y como cualquier otra minusvalía, requiere un mayor esfuerzo de tu parte y una mayor compensación. En mi caso sí la hubo pues decidí volcarme por completo en la educación de ellos y cambiar mi estilo de vida y mi trabajo acorde a lo que consideraba que era lo mejor para los niños pues pensaba (y pienso) que si tengo hijos, mi principal responsabilidad en esta vida ante la creación, ante el universo, ante Dios y ante mí misma, es llevarlos a los planos espirituales más altos. Ponerles el campo de terreno que considero mejor para forjarlos como personas, volviéndose esa es mi prioridad ante cualquier otra.

 

Y si no, no tengo hijos pues para eso ya hay muchos niños en el mundo… Mejor atender a otro que ya está en este mundo (familiar o no) o a mí misma. Pero para poder atenderles sanamente, primero me tendré que forjar como persona y después, estar aquí sólo para facilitar que ellos lleguen “arriba” (espiritualmente hablando).

 

Hablándoos como persona hacia otras personas, no como padre/madre: En el momento que alguien tiene un hijo, ¿Cuál es la finalidad de tenerlo? ¿Cuál es la meta de tener un hijo? El “Uhmmm, cuchi, cuchi, qué bien ya no voy a dormir sola” (Aunque más tarde estarás deseando dormir sola…) ¿Cuál es la meta? ¿El escribir libros sobre la educación que les doy? ¿Para qué se trae un hijo “a la vida”? ¿Para consolidar una relación?

 

Estas preguntas son lo primero que hay que plantearse y que casi nadie se plantea. Es algo sobre lo que yo pensé mucho en su día. Creía que el tener un hijo era importante y en cierto sentido prioritario, para formarme como persona, para completarme y vivir desde ese otro punto, con una visión mayor… ¡Gran inmadurez de por mi parte tal y como lo veo ahora!

 

Realmente uno comienza a hacerse madre o padre cuando ya tienen los hijos porque si supiésemos con adelanto lo que es tener, lo que supone tener hijos y quererlos criar con consciencia, yo creo que casi nadie los tendría pues a lo mejor sólo un 0,1% de la humanidad tiene la consciencia y la preparación suficiente para que realmente en las primeras etapas de la vida del niño, antes de los 25 años, éste esté en los planos espirituales altos. Si casi ninguno de nosotros, ya adultos, estamos en esos planos, ¿Cómo vamos a hacerlo, lograrlo con nuestros hijos?

 

Pero una vez que ya los tenemos (los hijos) sea por la causa que sea y con la meta que sea, una vez que ya estamos en la situación de ser padres/madres, hay que asumir una responsabilidad que cada vez vamos cogiéndola más según vamos aprendiendo y madurando nosotros mismos.

Volviendo a la falta continua de la figura del padre: En mi caso, en una familia monoparental, la solución que yo vi ahí fue la vida en comunidad.

Aunque yo no he tenido pareja, hemos vivido en comunidad y considero que cuando se vive en comunidad, realmente es como más se enriquecen los niños, cogiendo la figura masculina y la figura femenina de todos o cualquiera de los integrantes de dicha.

El padre siempre es el padre, nunca es sustituible. El afecto que tienen al padre (o a la madre) es otro diferente al de los demás integrantes pero ves cómo estos últimos les completan muchísimo. Cuando uno de los dos niños necesita más de la fuerza masculina o de la femenina, se “arriman” más a los respectivos de la comunidad, auto equilibrándose solos.

Actualmente ven menos al padre, sólo en vacaciones, pero ahora tengo por un lado pareja y por otro, seguimos viviendo en comunidad, todos en un mismo edificio. Por ello todos hacemos ambas figuras o “roles”. Todos nos tomamos la responsabilidad respecto a los niños (sean nuestros hijos físicos o no) Actuando así, el entrenamiento de la consciencia que yo no tengo en ciertos aspectos, otros la tienen, de modo que cada uno va recogiendo según su necesidad y capacidad.

Considero que es la mejor forma para darles la posibilidad de que crezcan realmente más completos pues cuantos más adultos haya atentos a las necesidades que tiene un niño, más cubiertos y completos estarán (Y no me refiero a que cuando se caen al suelo van todos corriendo encima de ellos o a que cada vez que suelten un moco esté alguien encima, sino a las necesidades psicológicas, a las necesidades emocionales e incluso a las necesidades de conocimiento del mundo) Esto supone una educación intensiva al 100%, siendo como una terapia de grupo que los niños aprenden desde que son muy pequeños.

Realmente eso es lo que provoca que un niño sea el día de mañana un adulto más estable, no es un “Oh, han nacido niños especiales” o un “Me ha tocado la lotería”.

Todo niño que nace es especial. El adulto se forjará acorde a las posibilidades de desarrollo que nosotros les demos siendo ellos niños, acorde también al desarrollo que nosotros mismos tengamos, ese es el criterio que sigo, que seguimos aquí donde vivo.

 

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