A continuación mediante una serie de diferentes post (uno por pregunta y día) voy a ir copiando la entrevista sobre educación en el hogar que me han hecho para un trabajo de la Universidad Sara, Rita, Laura y Paula, estudiantes de 1º de Educación Primaria de Santiago de Compostela (La Coruña, España). Entrevista realizada el 6 de Diciembre del 2011.
Pregunta: Los niños siempre tienen mucha curiosidad por todo los que les rodea, seguramente en el caso de sus hijos esta curiosidad sea mayor, ya que al no estar dentro del sistema no ven coartada la impulsividad y curiosidad propia de los niños. ¿Nunca le preguntaron por la escuela? ¿No hacen preguntas de por qué ellos no van? ¿Cómo se lo explicó de forma que entendieran su situación sin verla como algo extraño en relación a otros niños con los que se puedan relacionar?
Uy, ¡Claro que me preguntaron! ¡Y siguen haciéndolo! A ellos les encantaría el poder ir alguna vez y estar un día o una semana para poder sentirlo y, lo que por supuesto consideraríamos ideal tanto los niños como yo, es que pudiesen ir a asignaturas concretas o a las actividades extraescolares del colegio mismo. Pero eso no es factible. En el actual sistema educativo español ha de ser o todo, o nada. Y ante eso, preferimos el nada. Las actividades extraescolares las hacen en centros privados y se relacionan con los otros niños fuera del horario escolar de estos.
Preguntaron varias veces el por qué no iban pero no muchas pues lo que los amigos les contaban de las escuelas por lo general no les gustaba. Y desde luego, la 1ª respuesta que les daban solía ser: “¡Qué suerte!”
Tampoco lo veían como algo extraño pues siempre han conocido a muchos niños desescolarizados y ven como algo natural el actuar igual que los demás en unas cosas y en otras no.
Cuando la cosa comenzó a cambiar fue al entrar en la adolescencia. En esta época suelen tomar más y más prioridad los amigos y eso hace que les estimule más el colegio presencial ya que de ese modo pueden compartir más tiempo con ellos. Yo me limito a recordarles que la meta de la escuela es principalmente el estudio y el entreno diario para el futuro laboral de ellos por lo que unas malas notas puede influir mucho en su futuro y les hago ver hasta qué punto serían capaces de sostener esa meta o de despistarse con distracciones. Cuando se sientan capaces de mantener la meta mientras disfrutan de esas distracciones, no sólo les apoyaré el que vayan sino que además les estimularé a ello ya que les exigirá trabajarse otras cosas.
Aún así, el argumento más convincente para ellos es la observación y la confianza. Observan los problemas psicológicos habituales de los niños de sus edades y se observan a sí mismos. Saben que las cosas no son el resultado de una “lotería divina” sino que a una acción le corresponde una reacción, lo que les lleva a confiar en mi concepto educativo dado los resultados, aunque no acepten siempre todo de él, el conjunto sí lo saben apreciar.
Por otro lado, siempre he insistido en que lo más sano (físico, psíquico y emocional) no tiene por qué ser lo normal, lo que haga la mayoría. Yo no valoro lo normal pues lo normal es que la gente sufra mucho, esté frustrada, tenga problemas económicos o muchas necesidades o deseos incumplidos, las familias se rompan, haya mucha agresividad, no haya control sexual, etc. Por tanto, si no quieren tener esos resultados, han de actuar de un modo diferente a lo “normal” o usual. Ellos también pueden ver esto que digo y cuando se les olvida o a penas lo dan importancia, se lo recuerdo.
Aún así, considero que sería muy beneficioso para todos los niños en general el encontrar un modo para que ambos estilos educativos pudiesen complementarse legal y libremente. Si así fuese, ambos ganarían pues ambos tienen mucho para aportar y estoy segura crearía un ambiente muchísimo más educado, respetuoso y tolerante en las escuelas.